Una exitosa primera experiencia




Una exitosa primera experiencia


MIKEL IBILCIETA EZCURRA

Puede que la vez que más impactado me he sentido tras ver una serie, fuese al acabar mi primer anime, Parasyte: The Maxim. Empieza contándote la vida de un tímido adolescente (Shinichi Izumi) japonés de 17 años, no se atrevía a hablar con chicas, los otros adolescentes no querían ser su amigo, le hacían bullying, vamos el típico inicio de este género de anime.

Brevemente la serie te aclara sobre que trama principal se va a desarrollar. Nos situamos en una tierra superpoblada, y en este mundo alternativo el planeta tiene vida propia siendo capaz de confeccionar un nuevo organismo con la misión de acabar con la plaga que sufre la Tierra: Los seres humanos. El objetivo de dicho organismo es parasitar un humano, hasta tomar el control del cuerpo y de esta manera poder hacerse pasar por una persona cualquiera. Sí, además de poder tomar el control de nuestros cuerpos también son criaturas extremadamente inteligentes por lo que son capaces de aprender a hablar y entender el funcionamiento del conjunto de sistemas que permiten que funcione nuestra compleja sociedad. 

Con ello en mente, uno de estos parásitos (Migi) trata de tomar el control sobre el cuerpo de Shinichi, pero antes de llegar a entrar en su cuerpo, este se despierta y consigue evitarlo. Rápidamente el pequeño extraterrestre decide introducirse en su mano derecha y hospedarse allí,
por el momento.

Conforme la serie avanza, Shinichi y Migi se van encontrando con otros parásitos. El hecho de que el nuevo amigo de nuestro protagonista no consiguiese su objetivo exitosamente y ahora estuviera, aparentemente, colaborando con un ser humano, fue considerado como un acto de fracaso y traición. Por lo que eran atacados continuamente por criaturas con la capacidad de cambiar la integridad molecular de sus cuerpos hasta el punto de no sufrir ni un rasguño tras ser disparado con un arma de fuego, o incluso cambiar a cualquier forma que desearan. Normalmente solían optar por cuchillas largas y afiladas con las que atacar y defenderse. Eran capaces de en apenas unos segundos, pasar de tener el aspecto de una persona corriente, a algo sacado directamente de tus peores pesadillas.

Al principio, Migi es frío y calculador, mientras que Izumi era tímido y cariñoso. Conforme la historia avanza, Shinichi empieza a perder a sus seres queridos y en una ocasión estuvo realmente cerca de la muerte y habría muerto si no fuera porque Migi lo salvó. Y Migi poco a poco empieza a tener empatía, entendiendo cada vez mejor a los humanos. Básicamente acaban cambiándose uno a otro hasta llegar a un punto intermedio de su manera de pensar.

En esta serie el amor a pesar de ser una trama secundaria, tiene un impacto muy grande en las acciones del protagonista. Satomi Murano era una simple compañera de clase de Shinichi, pero debido a que empiezan a tener sentimientos el uno por el otro, ella acaba metida en los problemas de él, y tampoco son el tipo de problemas que un adolescente suele tener.

Ahora que ya he podido ver otros animes, he de decir que no es el mejor que haya visto, pero nunca olvidaré lo que me costó dormirme cada uno de los días en los que vi la serie. Estaba completamente enganchado. Las emociones que me transmitió y la intensidad con la que las sentí fue algo único.

Siempre me agradeceré que aquel día decidí salir de mi "zona de confort" y atreverme a ver un anime. Desde entonces he disfrutado muchos otros animes y todo es gracias a Parasyte: The Maxim.

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